martes, marzo 21, 2006

Volver a casa



Este fin de semana largo lo pasé en Coruña, con mi madre. El domingo fui al cine, a ver la última de Almodóvar. Sin demasiada emoción y sin esperar demasiado. No obstante, he de reconocer que disfruté de la película. Mucho más que de La mala educación, aunque me haya producido una sensación semejante. Los que hayáis visto la película, ¿no creéis que Almodóvar se repite de nuevo? ¿Que reinterpreta los mismos temas, que introduce pequeñas variaciones en las mismas historias? No os ha recordado a ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, de la misma manera que La mala educación recordaba a La ley del deseo.

También es cierto que cuando vas al cine a ver una peli de Almodóvar es como si visitaras a un viejo amigo. Casi siempre sabes lo que te vas a encontrar, y te encuentras cómodo con ello. En una película del manchego sabes que habrá (al menos) un homenaje al cine clásico, en este caso a Anna Magnani y al cine neorrealista italiano. Sabes que la música tendrá un enorme peso (sorprende el Good thing de Saint Etienne, acompañado de una versión de Gardel). También asumes que el peso cómico recaerá sobre los personajes secundarios (Chus Lampreave, de nuevo), mientras que la carga dramática se transmitirá con los diálogos. En otro nivel, cuentas con el cameo de Agustín Almodóvar, que vuelve a estar tras el mostrador de una ferretería.

No obstante, hay alguna pequeña sorpresa. Echo en falta, no porque lo considere necesario, la pasión, amorosa y sexual, como motor de los personajes. Aquí las motivaciones son otras, los vínculos familiares. Los actos son pasionales, pero vienen originados por el amor de padres e hijos. Creo que no desvelo nada al decir que la madre del director está muy presente en la película, más aún que cuando prestaba su presencia física. Como nos tiene acostumbrado, el director se muestra a sí mismo. Y en eso reside su personal estilo, como en el caso de otros directores que filman "cine de autor".

Para concluir, y por todo lo dicho anteriormente, ¿no creéis que Almodóvar, al parodiar en esta película a un reality, parodia también a su propio cine, como parodia también al espectador? ¿Dista tanto el argumento de la película de las historias de un talk show? ¿Acudimos al cine a visitar a un viejo confidente, que se muestra sin pudor? Me gustaría conocer vuestras respuestas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hombre, está claro que Almodóvar no es Kubrick, que hacía películas completamente diferentes entre sí. La recurrencia en los asuntos tratados puede verse, dependiendo del enfoque, como "estilo propio" o falta de ideas. Pero es como ir a ver una peli de Woody Allen: aunque no sepas exactamente de qué va, encontrarás automáticamente elementos que te serán muy familiares.

Quizá el argumento no diste mucho, como dices, de las historias de "El diario de Patricia", pero yo apelo una vez más al enfoque con el que se traten. Mientras en el programa de la vasca producen vergüenza ajena, el manchego consigue salir airoso, sin que uno sepa nunca saber exactamente por qué.