Película de pulsión moderna por tono y manera de filmar pero de irresistible espíritu romántico. Historia de una sensibilidad excéntrica y extrema, que mezcla obsesiones contemporáneas como el culto a la belleza o a la fama con arquetipos clásicos como príncipes azules o supuestas cenicientas.
Inteligente plasmación de situaciones cotidianas planteadas desde la locura de la soledad, la ambición desmedida, el éxito y sus peligros, el desequilibrio, el amor loco, la muerte y la mentira. Todo se va ordenando en forma de cuento ingenuo y malintencionado que convierte a la fantasía en motor y a la realidad en algo ficticio.
Perfectamente estructurada sobre diálogos brillantes que dejan entrever toda esta complejidad, con escenas sobrecogedoras llenas de matices y emotividad, Frágil nos cuenta una historia con una voz manipulada y unas maneras inéditas, donde la ambientación y recreación de atmósferas realza la elegancia de las imágenes.
En todo momento, sorteando la incoherencia, navegan personajes misteriosos e intensos, en continuo tránsito, actores y actrices en estado de gracia en fotogenia y talento, especialmente la pareja protagonista que despide fuego en cada frase.
Impresionante. Tanto es así que, con todo lo que me gusta el coloquio de su majestad Cayetana, hoy sobraba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario