Balanceándose sensual entre el jazz, el rap, el trip-hop y unos cuanto matices más, la Neneh Cherry del 93 me sigue transportando a esa esfera de las promesas por cumplir, de las noches misteriosas. Extraña combinación de incógnitas, belleza y un cierto toque de tristeza por el paso del tiempo. Neneh, invítame a un café...
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