A veces me siento algo confuso, atrapado en el devenir de los acontecimientos sin que yo parezca poder modificarlos a mi manera. Un cambio de planes, un otoño un poco gris, caras que se repiten, lugares desconocidos; todos ellos se agolpan y me sabotean. Me adormecen destilando un sabor a rutina caducada.
Por eso, entonces, buceo en el pasado una canción adelantada a su tiempo que me rescata hacia el futuro, abriéndome al presente. Para tomar decisiones, agobiarme o simplemente disfrazarme. Para romper con todo. Para saltar.
Eurythmics, I Love to Listen to Beethoven (Savage, 1987).
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