martes, septiembre 08, 2009
Life after God. Douglas Coupland.
Una de mis últimas lecturas, Life after God, de Douglas Coupland, me parece muy recomendable. El autor de la archiconocida Generación X, que fue citada hasta la saciedad por periodistas y sociólogos como referente de los jóvenes de los 90, desarrolló una faceta menos plural en Life after God, tanto en temática como en retratos de personajes.
El estilo también cambia considerablemente. Si Generación X estaba dibujado con diálogos constantes y reflexiones verborreicas sobre jóvenes sin rumbo en zonas suburbanas, Life after God manifiesta una tendencia clara hacia el monólogo o los diálogos minimalistas, una temática mejor acotada y una técnica narrativa mucho más pulida.
Sigue dedicando párrafos enteros a referencias a la cultura pop -restaurantes de McDonalds, decoraciones de Navidad, los centros comerciales- pero en esta ocasión sirven de símbolo para representar una vacuidad vital muy marcada. Cualquier pequeño motivo estético invita a la reflexión, a la búsqueda de una cierta trascendencia para las generaciones que han nacido nihilistas pero necesitan de alguna manera trascender lo que les rodea.
El libro se articula como una sucesión de historias independientes que comparten un tono ligeramente melancólico, y entre las que destacan, a mi modo de ver, The Dead Speak (donde el narrador se imagina el fin del mundo en lugares como la oficina o el centro comercial) y 1,000 hundred years (en la que narra la evolución de una pandilla de amigos desde la adolescencia hasta lo 30 y pico, con todas las consecuencias).
Es curioso cómo en estas historias casi todos optan por escapar de ese mundo perfecto lleno de cemento, Starbucks y tiendas de Gap y le dan la espalda buscando una respuesta en el bosque o en un páramo cualquiera al lado de una autopista. Maravilloso libro alejado del mundanal ruido, para cuando apetezca un poco de introspección.
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