jueves, agosto 03, 2006

C.R.A.Z.Y.


El viernes pasado una foto de Marc-André Grondin aparecía en la portada del EP3, con su nombre al pie y el sobretítulo de Mesías del cine 'indie'. Este supuesto candidato a actor de moda, totalmente desconocido en España, es el protagonista de C.R.A.Z.Y., una película canadiense que llega a nuestras pantallas mañana viernes. El estreno en salas comerciales de España se ha demorado asombrosamente, teniendo en cuenta que la película se presentó en el festival de Gijón en noviembre del año pasado. En dicho festival fue una de las películas triunfadoras, llevándose 4 premios, entre los que se encontraba el de mejor director, mejor guión original y el del Jurado Joven.

Las primeras noticias de esta película me llegaron en los primeros días de este año, puesto que también se incluyó el film en la programación del Actual '06 (el "primer festival del año" que se celebra en Logroño). De allí volvió una amiga mía de sus vacaciones navideñas, con su crónica de las películas que había visto. Curiosamente, la película arranca una Navidad, con el nacimiento del protagonista. El film narra, como me contaba mi amiga, "la vida de una familia canadiense desde los 70, en la persona de un chaval y la relación con sus 4 hermanos y sus padres". No advertí entonces cúal era la temática de la película, aun cuando me decía "que el chico es el ojito derecho de su padre hasta que éste lo pilla vestido con las ropas de su madre a la edad de 5 años, y ahí empiezan los conflictos". Fue leyendo el EP3 que me enteré que la película habla de la diferencia, tratando de hacer universal el relato de las vivencias de un adolescente gay, y su evolución, desde la negación hasta la aceptación de su condición.

Conseguí entradas para el preestreno organizado por Radio 3 sin tener demasiados datos de la película, salvo una recomendación fiable. Sin embargo, de la lectura del EP3 saqué la conclusión de que el argumento no me resultaría novedoso, aunque quedé advertido de las razones por las que me gustaría la película. La presentación del film no pudo ser mejor, a cargo de los actores principales (no conseguí reconocer en Marc-André Grondin un sex symbol) y el director, acompañado de su familia (el menor de sus hijos interpreta al protagonista, Zach, hasta los 8 años). Hicieron gala de un gran sentido del humor, y ver al director en persona me dio la clave para advertir su afición a los cameos.

La película está cargada de humor, llena de situaciones originales y ensoñaciones. Visualmente está muy cuidada, casi tanto como su banda sonora, que incluye canciones de Pink Floyd, Rolling Stones, David Bowie, etc. Y más que eso, la música tiene un papel fundamental en la historia. La fotos de Bowie cubren las paredes de la habitación del Zach adolescente, al tiempo que el maquillaje cubre su cara, y suena el Space Oddity para desencadenar una de las mejores situaciones de la película. Las canciones de Charles Aznavour provocan improvisados karaokes en cenas y banquetes, y el repetitivo Crazy, que suena incesantemente, guarda las claves de uno de los pocos enigmas de la película, el título. Mención aparte, merecen el papel que en la película tiene la religión católica y la superstición. "Imagínate que la madre está convencida de que su niño tiene poderes y cura a la gente con sólo pensarlo. Y cada vez que un primo se corta con el cuchillo jamonero, le llaman para darle la plasta".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vi esta película, pero me costó entenderla, ya que la vi en francés con subtítulos en inglés, pero me pareció buena.

Creo que es una película de amor familiar, entre hermanos y entre padres. No identifiqué mucho la homosexualidad de Zach, más bien me parece que es bisexual, aunque la homofobia del padre es notable.