Como una olla express está, como una caldereta al fuego. A pesar del autobombo que orquestan en su cadena, a pesar de las rinoplastias fallidas, de las arrugas que han convertido sus gestos nerviosos en muecas desencajadas, a pesar de su omnipresencia saturante, de sus bikinis y estilismos que aunque sean de marca siguen pareciendo del Carrefour, de esas carcajadas roncas de fumadora compulsiva,me sigue gustando la Esteban!!!
Sobre todo hoy, que recién aterrizada y (según ella) con un jet la
J que te cagas, cogió de micrófono en su programa y no sabemos si por los milagros de Punta Cana o por otro tipo de milagros, empezó a dar uno de sus "speeches" impagables enlazando los autobuses urbanos con la alta política y el consumo de carne de pollo como si de una artista de la vanguardia más rompedora se tratara. Enfundada en una minifalda negra y haciendo aspavientos a diestro y siniestro, pasó de comentar que ella no iba en metro porque no podía pero que le gustaba, a decir que se ponía de pollo hasta el potorro y a sugerir a los políticos que como prohibiesen el Sálvame ella se presentaría a las elecciones e iban a saber lo que es bueno.
Terminó de desatarse con Carmele y con Lydia, a las que ahora apoda "Las Chicas de Oro" no sin ánimo de ofender, y a la primera le soltó, ni corta ni perezosa, que no se comparase con ella, porque ella no tenía la carrera de periodista sino que tenía la carrera de la vida!!!
Cuando amenazó con presentarse a las elecciones el público se vino abajo y ella para celebrarlo comenzó a mover los brazos como si estuviera en una discoteca ibizenca de fiesta desfasada, a los gritos de "subidón, subidón".
Vamos, IM-PRESIONANTE. E IN-ENARRABLE. Tanto es así, que yo recomemiendo verla, porque contado, sabe como a comida baja en calorías. Visto, es otra cosa.
Pocas veces he visto algo así, alguien que trascienda su chonismo atronador para convertirse en una especie de icono de la iconoclastia, rompiendo moldes, manejando tiempos, dominando la situación y totalmente hipnotizante. Si esto no es pop-derío, que venga trapalleiro y lo vea.