viernes, septiembre 14, 2007

Feed me, Sarah!!

Hay películas que están más allá de los adjetivos porque simplemente nos dejan mudos, con el cerebro seco y el corazón encogido. Requiem for a dream es una de ellas.

Darren Aranofsky retrata a la perfección el descenso a los infiernos de cuatro personajes hastiados de su mundo suburbano. Sarah (Ellen Burstyn), ama de casa enferma de soledad y atacada de recuerdos, se deja arrastrar por su adicción a la televisión y comienza a perderse poco a poco en un mundo de ensoñaciones de estrellato mientras ingiere cantidades industriales de anfetaminas para adelgazar y pierde el rumbo encerrada en su casa.

Su hijo Harry (Jared Leto), traficante aficionado, decide pasarse al otro lado y dejarse llevar por las sustancias que vende al tiempo que envicia a su novia para evadirse de su propia vacuidad. Insistente en su decisión, termina por llevar su adicción demasiado lejos. Su novia, Marion (Jennifer Connelly) vende su inocencia por continuar con su adicción.



Una espiral de imágenes muy trabajadas va alternando una historia con otra hasta que poco a poco nos adentramos en una especie de teatro del guiñol mezclado con realismo sucio que desencadena una crisis irreversible. La banda sonora, magistral, de Clint Mansell y The Kronos Quartet, apostilla cada guiño, resalta cada imagen, añade narratividad y agrega mil matices. El montaje es auténticamente magistral, así como el tratamiento de la imagen y la dirección artística.

Cuando asistes al espectáculo que supone la autodestrucción de estos personajes sólo puedes alabar que una buena historia pueda seguir contándose sin recurrir a lugares comunes, que consiga arrastrarte de tal modo que te abrume. T-R-E-M-E-N-D-A.

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