lunes, enero 22, 2007

BOBBY


Precedida de bastante expectación por ser la primera película como director del actor Emilio Estévez, hijo del ilustre Martin Sheen, y rodeada por cierto halo de riesgo y valentía, debido a que el hombre empeñó su mansión y pidió incluso un crédito para terminarla (cosa que yo jamás haría, de paso os lo digo, que la fe mueve montañas pero luego las montañas se te vienen encima), Bobby ha aterrizado en nuestras carteleras esta semana.

Por un lado, no la catalogaría como película de culto ya que le falta morbo, frikismo y poderío para serlo en un futuro. No ha sido un fracaso comercial, algo que le daría muchos puntos para ser valorada en el futuro, ni tampoco un éxito claro, lo cual no le otorga un rol comercial demasiado estimulante. Si dejamos a un lado las consideraciones meramente contextuales y nos centramos en la película, resulta que nuestra sensación es un reflejo de lo anterior: neutra, sosa, telefílmica, pasa-ratos. Adolece de una definición concreta (biopic? / película coral? / episodio de Sensación de Vivir refrito con Vacaciones en el Mar regurgitado?) y eso arrastra la película a la frialdad demasiado a menudo, aunque tiene algún momento bueno.

Usando el asesinato de Bobby Kennedy en 1968 en el hotel Ambassador como pretexto, Emilio Estévez retrata en clave algo pedante el estado de la situación de la sociedad americana en aquel momento, utilizando a una serie de personajes como símbolos de ciertas tendencias: la esperanza de un cambio social, las tensiones racistas, el consumismo como escudo, la rebeldía ante lo establecido, la curiosidad ante las drogas o las infidelidades en los matrimonios. Quizá quiera transmitir el cineasta que aquel momento fue clave en el desarrollo de los Estados Unidos, o que Bobby Kennedy y su terrible asesinato sirvió para anular la confianza de un pueblo en un futuro mejor, puesto que Kennedy – heredero de JFK – representaba esa esperanza.

A mí me parece totalmente infructuoso. La conexión entre las reflexiones de Bobby y las aventuras de estos personajes no va más allá de lo geográfico, y como tal anecdótico, puesto que todos se alojan en el hotel cuando tiene lugar la tragedia. Sorprendentemente, a Bobby Kennedy sólo nos lo dejan conocer como político y jamás en su vida personal, lo cual no deja de resultar algo frustrante cuando su nombre encabeza el proyecto prometiendo un biopic.

Emilio Estévez quiere subirse al carro de las películas corales con mensaje, pero se queda en una mera representación casual de unos personajes un poco esquemáticos y bastante deslabazados, ya que la cohesión entre las diferentes historias es nula o endeble.

Algo de positivo siempre podemos apuntar; en este caso yo destacaría por encima de todo la curiosidad histórica que supone contemplar discursos reales de este “all-American man” insertados en la ficción por lo clarificadores que resultan, puesto que acercan el personaje a los espectadores actuales por lo general poco familiarizados con su figura allende los USA. Por otro lado, las interpretaciones de Demi Moore como diva alcoholizada venida a menos y la de Lindsay Lohan como joven confusa pero dogmática y luego segura aunque desesperada (una interpretación tierna y creíble) son destacables. Para mí, sin embargo, Sharon Stone (a pesar de los elogios) está rígida y pobre de matices, William H. Macy monogestual, y a Lawrence Fishburne no hay quien lo aguante. Su historia (el chef perdonavidas) me pareció especialmente sonrojante. Otros como Anthony Hopkins o el propio Martin Sheen no despiertan especial interés, y esto es preocupante.

En definitiva, película sólo mediamente entretenida, con planificación telefílmica, interés relativo y curiosa por momentos, con alguna parte interesante y otras prescindibles. Ni chicha, ni limoná, en parte por exceso de ambición. Le daría un 6, supongo, pero sólo porque mientras la veía sorbí una Coca Cola gigante, que me encanta y me da un poco de subidón.

3 comentarios:

trapalleiro dijo...

Poderío, no me pongas puntuaciones, que luego caemos en las malas costumbres de otros...

pop-derío dijo...

Ja, ja, ja... Tú no das puntada sin hilo.

Anónimo dijo...

¡Hooola! Nuevo en el blog.

¡Ay, yo me la hago el miércoles! Y entregado estaba por eso de que me encantan las pelis corales, pero a un amigo de fiar no le entuiasmó, y si aquí tampoco...

Bueno, disfrutaré de la Moore (pasando de todo desde hace sus buenos años), y, espero, que de la Stone, que me gusta mucho casi siempre.