Resulta sorprendente cómo a veces puedo anticipar si una película me va a resultar interesante. Entre críticas leídas por encima, comentarios someros de amigos o conocidos, pistas que te da el cartel y menciones varias en internet, siempre te puedes ir orientando. Luego, aparte de todo esto, yo tengo cierta intuición extraña que me falla pocas veces. Con Dreamgirls fue así, tenía la sensación de que no era nada del otro jueves y efectivamente mis expectativas se vieron confirmadas. Dioses y Mónstruos, anterior obrilla del director responsable de esta película, me había dejado indiferente, y también lo había presentido. ¿Tendré que abrir una consulta de videncia?
Pero vamos a lo que vamos. Dreamgirls. Partiendo de una historia real, la película plasma la trayectoria de tres cantantes negras desde el oscuro Detroit de los disurbios raciales de los 60 hasta el superestrellato, aliñándolo con un toque de folletín e insertando una historia de superación personal en el más puro estilo Hollywood-Babilonia pasadísimo de grandilocuente. Este trío de "cantaoras" son un paralelo más que evidente de Diana Ross and The Supremes, con lo cual no termino de comprender que se nos venda como una película original cuando es un biopic (algo dramatizado) en toda regla. ¿Temían acciones legales por parte de Dirty Diana quizá? Es el primer tropezón que veo, pero hay más. Tantos que la foto que adjunto es de las (enteras y) verdaderas The Supremes.
La historia en sí no es muy original, y en estos tiempos de Operación Triunfo, MTV y adicción al mundo rosa, menos si cabe. La planificación de las canciones, como su propio nombre indica, me parece PLANA hasta el aburrimiento, ya que no se insertan en la trama dando lugar a escenarios diferentes e incrementando las posibilidades dramáticas, sino que se presentan como actuaciones en escenarios diversos del trío Lalalá. Escenarios con sus luces, sus escaleras, sus focos, que rompen el discurrir de la historia con demasiada frecuencia. ¡Como si esto fuera Mira Quién Baila! Ah, y debido precisamente a que las canciones no las conocemos (si se apropiasen de las originales de The Supremes esto sería otra cosa) lo cierto es que en su mayor parte nos resbalan muchísimo. Y es que tampoco son como para echar cohetes, suenan rancias y sosas.
Hay que admitir, sin embargo, que el reparto maneja bien a los personajes, y si algo resulta especialmente llamativo en este capítulo es Jennifer Hudson, enorme en todos los sentidos. Insistiendo en el gastronómico símil, se come con patatas a Beyoncé, Eddie Murphy, Jamie Foxx y demás etnicidades varias, arrollando con su presencia vibrante, su voz arrolladora, su manejo brutal del personaje y una eficacia a prueba de bomba. Logra traspasar la pantalla en más de una ocasión y engrandece la figura de Florence Ballard, inspiradora del personaje.
De todos modos, tampoco toméis toda esta crítica despiadada a pies juntillas. No me encantan los musicales por regla general (Chicago sería la excepción) y mis certezas pueden ser meramente intransferibles. ¿Estaré amargado de la vida?
PS: Super para nada!!!
2 comentarios:
A mi Dreamgirls me aburrió soberanamente. Me parece que los numeros en los que se dicen las cosas cantando (no las actuaciones del grupo en sí) están metidos de puta pena. El primero de ellos te deja un poco estupefacto.. y así el resto e la peli.
La historia es MUY aburrida, los actores están patéticos (empezando por el trío protagonista) y reconozco que la negra gorda canta muy bien y eso, pero solo de saber que es la ganadora del OT americano ya la miro con manía (me imagino a Chenoa en la versión hispana y me pongo enfermo).
Me gusta, eso si, la estética, sobre todo la setentera, y alguna canción suelta...
pd: muy buena crítica, como siempre ;)
Jajaja, es que los repartidores me ponen muchísimo. Ese morbillo de esperar al pizzero para ver si está bueno o no, no tiene precio.
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